jueves, 4 de marzo de 2010

Reseña de un fragmento de “Consumo y Telealfabetización de la Audiencia, Los Cazadores de Textos Mediáticos” de Julián Pindado

Julián Pindado es doctor en Comunicación Audiovisual y profesor de la Universidad de Málaga. Es investigador sobre las relaciones de jóvenes y adolescentes con los medios de comunicación y autor de diversos artículos y colaboraciones. Su tesis a lo largo del texto es que los jóvenes se apropian de los textos (televisivos específicamente) para después recombinarlos y darles un nuevo significado que se ajuste a sus ideales y proyectos. Busca Pindado con este texto, mostrar la influencia de la televisión en la audiencia, receptora directa de la información; todo desde el punto de vista de ésta última.
Pindado menciona dos puntos importantes para respaldar su tesis: El primero es como las subculturas juveniles generan sus discursos a partir de lo que toman de los medios. El segundo, que los fans son lectores activos que importan contenidos mediáticos y los convierten en símbolos alrededor de los cuales se congregan.


Las subculturas juveniles tienen en los medios las herramientas que necesitan para enriquecer y fortalecer su cultura. Sobre esto comenta Pindado: “Toman los textos mediáticos, los recombinan y reelaboran, otorgándoles nuevos significados que revitalizan su cultura y haciendo que logre nuevas dimensiones”. Menciona también el autor, haciendo alusión a Hebdige, el surgimiento de algunas de estas culturas urbanas por los años 60 y 70. “Frente al pudor luterano de sus padres los jóvenes exhibían un ansia consumista como muestra de libertad que les llevaba a la posesión de bienes materiales para satisfacer sus deseos.”El autor asegura que ésta fue la razón por la cual estas tribus urbanas giraban en torno a la música y a la moda. Estas últimas, claro, tomadas de los medios y, muchas veces, importadas de Estados Unidos.
Es evidente como el consumo de esta información mediática y su posterior interpretación puede brindarle a los jóvenes elementos, ya sea para la formación de ideales, o para la generación de cierta resistencia a lo que pueden considerar la cultura dominante o principal.
Para Pindado es tan fuerte la apropiación por parte de los jóvenes de estas culturas televisivas, que llega a considerarla como un causante del mal rendimiento escolar. “Gran parte de los chicos con problemas de inserción escolar que sufren las consecuencias de un choque entre la cultura de la televisión y la del libro, viéndose abocados en muchos casos al fracaso escolar, encuentran en las subculturas juveniles y en sus pares el reconocimiento que no obtienen en otros ámbitos.
Según este razonamiento, algunas veces los jóvenes no logran establecer un límite para lo que absorben de los medios, o una barrera entre ficción y realidad, lo cual es potencialmente perjudicial para su formación educativa.

Con relación a la cultura del fandom, Pindado hace énfasis en la actitud crítica que toman frente a las “industrias culturales”, y menciona algo muy importante: “Recuerdan que todo texto es polisémico y, por tanto, abierto a distintas interpretaciones. Y sobre todo, que el significado lo otorgan los receptores, lo construyen ellos en el acto de la recepción”.
Estamos hablando entonces de una lectura activa de textos donde los lectores no se limitan a recibir la información, sino que realizan una intensa interpretación de estos que les permite hacer una transformación y reelaboración a favor de sus intereses. Bien decía al respecto De Certeau: “los fans son productos reactivos y manipuladores de significados”.
Según De Certeau, los fans constituyen lo que denomina cazadores de textos. Lo que se sugiere es que los lectores incursionan en los campos de la literatura en busca de las cosas que les son útiles. Pindado define esa relación entre quien escribe y quien lee como “una progresiva lucha por la posesión del texto y el control de sus significados”.

El autor del texto, apoyándose en observaciones de algunos otros investigadores, describe la forma en que la audiencia hace propio todo lo que los medios de televisión le ofrecen. El público joven es particularmente activo en la recepción de la información, la cual transforma libremente para aplicarla en su vida social. Es claro entonces que se requiere una programación de mayor calidad, que incluya espacios para temas formativos, distintos a los programas actuales excesivamente superficiales, los cuales muchas veces son representantes de situaciones delicadas que deberían ser tratadas de otra forma. Pero ¿Por qué no se ha dado este cambio? Por una razón muy sencilla: todo se limita al “placer de las audiencias”.

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